¿Sabías que una gran parte de las bacterias y microorganismos que generan mal aliento residen en la lengua?
La lengua es un órgano músculo membranoso que cumple funciones muy importantes, es un órgano fundamental a la hora de hablar o comer; en ella nos encontramos con infinidad de rugosidades y pequeñísimos montículos donde se alojan todos esos gérmenes que contribuyen a la halitosis y a la caries dental. Es por eso que es importante mantener unos hábitos de higiene y limpieza adecuados para tener un estado bucodental sano, como hacemos con los dientes y las encías.
Existen unos raspadores o limpiadores linguales que son específicos para la limpieza de la misma, con los que podremos llegar a zonas de la lengua de difícil acceso. Son de material plástico con forma de arco y tiene dos caras, una lisa para higienizar los laterales del músculo y otra con el perfil ondulado para adaptarse a la depresión central de la lengua.
También, existen cepillos que en su parte trasera llevan unos elementos de goma que nos ayudan a arrastrar la suciedad y así mantener limpia la lengua, e incluso se puede limpiar con las cerdas del propio cepillo dental, pero estos no son tan efectivos como los limpiadores linguales.
La técnica para utilizar el raspador correctamente es la siguiente:
- Sacar la lengua lo máximo que se pueda
- Empezar a limpiar con el raspador de tal manera que la superficie arqueada quede bocabajo, desde la zona más interna de la lengua hacia la punta
- Hacerlo varias veces y sin realizar una presión excesiva
- Cada vez que arrastremos el raspador eliminar la sustancia blanquecina que aparece aclarándolo con agua.
- Con la cara lisa se procede a limpiar los laterales de la lengua
- Terminamos enjuagando la boca con abundante agua para que no queden bacterias
Con estos sencillos pasos se puede mantener diariamente una buena higiene de la lengua y nos evitará problemas en la salud oral y reducirá el mal aliento.
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